Después de unos años del blog ya sabéis que a partir de Agosto mucha actividad de mi cocina se centra en hacer conservas para poder disfrutar todo el año de las hortalizas que nos da la huerta en verano.
Disfruto encontrando nuevas recetas de conservación de alimentos pero también me encanta recuperar las formas más tradicionales. En el blog puedes encontrar múltiples mermeladas (tomate, pimiento rojo al oporto, fresas y hierbabuena, cerezas a las tres especias, naranja... ) y otras conservas como las de espárragos o la de hace unas semanas de bonito , pero me he dado cuenta de que de conservas de hortalizas hasta ahora sólo he subido los chutneys (de berenjenas con especias, de tomates y pimientos verdes) pero no había subido hasta hoy otras formas de conservar hortalizas para poder aprovecharlas, por ejemplo en ensalada, el resto del año.
Yo conservo de todo, hago pistos para aprovechar el calabacín, los tomates y pimientos, hago tomate, también conservo pimientos y guindillas, y no me olvido de pepinos, berenjenas, zanahorias y remolachas. Así que he decidido que voy a compartir hoy una forma de conservar remolachas muy, y digo MUY, apreciada en mi familia (concepto de familia amplia). He dado esta receta a mucha gente durante muchos años y todo el mundo sin excepción me la ha agradecido y la ha incorporado a su recetario.
Hay a mucha gente que las remolachas le echan un poco para atrás en la cocina porque no saben como manejarlas, pero como verás en esta receta se explica bien como manejarlas, y es sencilla de hacer y queda espectacular, si vas a consumirla enseguida (en un mes vista) no necesitarás hacer vacío, únicamente conservarla en nevera, pero si vas a guardarlas durante el año (yo hago suficiente cantidad como para que me de la vuelta al año) será conveniente que hagas vacío al final del proceso.
INGREDIENTES
Remolachas frescas
3 cucharadas de miel
500 g de Vinagre de vino blanco
unos granos de pimienta blanca (media cucharadita más o menos)
un poco de sal.
MODO DE HACER:
1. Es importante que laves y limpies bien las remolachas. Córtales las hojas y debajo del grifo pásales un cepillito para quitarles toda la tierra restante.
2. Pon un cazo al fuego con agua y sal y cuece las remolachas. Mucha gente me ha preguntado como tratarlas, pues igual que si fueran patatas. Cuécelas como cocerías unas patatas. Sabrás que están hechas cuando al pinchar con un cuchillo puedas clavar este sin problema.
3. Cuando estén cocidas retiralas del agua de cocción y CONSERVA esta.
4. Pela las remolachas como si fueran patatas y córtalas en rodajas.
5. Mientras se estaban cociendo las remolachas puedes ir preparando el resto. Pon en un cazo el vinagre la miel y los granos de pimienta. Llévalos a ebullición, añade media taza del líquido de cocción de la remolacha y deja que reduzcan unos minutos (unos 5).
6. Esteriliza los botes y las tapas (hirviéndolos) y cuando los tengas preparados coloca la remolacha en rodajas en los mismos y añádeles el líquido que has preparado (que todavía estará caliente).
7. Cierra con las tapas calientes (para que estén dilatadas) y guarda en la nevera si vas a consumir pronto. En caso contrario hierve los tarros sumergidos en agua durante unos 20 minutos.
Feliz conserva! y ya verás como te acuerdas de mi todo el invierno cuando abras los botes de remolacha!