Es lo que tiene vivir cerca de la frontera, la cultura del país vecino cala profundo, incluso en el día a día, y qué hay más cotidiano que el pan. En casa siempre hemos comido "pan francés", que es como denominan los Belgas y los Quebequeses (o Quebequenses como dicen ellos), y también nosotros, a las baguettes, porque no dejan de ser un símbolo del país como el queso camembert, el cognac o el champagne. Aunque también recuerdo con mucho cariño aquellas "vienas" o pequeños panecillos especiales de corteza lisa que solíamos rellenar con algún embutido o con chocolate para merendar, y que ahora ya no veo en ninguna panadería.
Otra evocación: cuando yo era niña, hubo una huelga muy
larga de panaderos que nos volvió locos, y recuerdo como mi abuela nos hizo panecillos (tipo baguettes pequeñas)
porque no podíamos, o mejor, no sabíamos vivir sin él.
Según he cotilleado, el origen de este pan parece estar en
el "pan vienés" que se introdujo en Francia a principios del siglo
XIX (1830), y que se hacía con levadura de cerveza y leche y tenía una forma
alargada. Aunque la leche desapareció pronto para poder abaratar su precio lo
que lo convirtió en un alimento para todo el mundo. Hoy en día, desde el
"decreto del pan" de 1993 este tipo de pan, que es un símbolo del
país, está regulado y sólo se admiten como ingredientes en una baguette la
harina de trigo, el agua, la levadura y la sal.
Las medidas estándar son barras de 65 cm y 250 g, aunque yo
he adecuado su largura a la anchura de la bandeja de mi horno (40 cm), y he horneado
tres baguettes cada vez, de un peso
aproximado de 300 g. Pero lo que sí ha
sido mi objetivo irrenunciable es que me quedaran crujientes y que en su
interior la miga fuera de color cremita y con hoyuelos o agujeros en su
formación. Lo que puedo asegurar es que cada vez que he horneado las baguettes
(que ha sido ya cuatro veces desde que se propuso el reto) la casa entera se ha
impregnado de un olor a pan recién horneado que ¿cómo os lo puedo explicar?
hacía las delicias de los de casa (y, suponemos, que la envidia de los vecinos).
Respecto a los ingredientes: la harina es blanca, refinada, y este pan es un pan de levadura, por las fechas ya había comenzado la industria de la levadura, no es un pan de masa madre.
INGREDIENTES:
600 g de harina panificable (10-11% proteína) W 100-140
350 g de agua
12 g de levadura fresca
2 cucharaditas (de café) de sal
Se mezcla la harina y la sal con el agua en un bol hasta que no quede harina suelta, dejar reposar unos 20 minutos.
Añadir la levadura y amasar unos minutos. Dejar reposar.
Amasar hasta que la masa esté elástica y bonita.
En este punto boleamos la masa con la espátula y la ponemos en un bol con aceite en un lugar templado para la primera fermentación durante aproximadamente unas 3 horas.
Pasado este tiempo dividimos la masa en tres partes iguales (yo las he pesado y he hecho tres partes de aproximadamente 300 g), con cada una de las partes hacemos un pequeño cilindro de masa (preformado) y poniendo el eje más largo perpendicular al borde de la mesa de amasado le pasamos el rodillo por encima para crear un rectángulo que sea de alto más o menos como el ancho de la bandeja de horno.
Y, ¡ya están las baguettes formadas!, es el momento de
ponerlas sobre un papel en la bandeja del horno, y dejar tapadas en un sitio templado para una segunda fermentación más corta que la primera (sobre una hora).
Greñar las barras (hacerles unos cortes casi verticales con una cuchilla) para que puedan crecer explotar por el corte durante el horneado.
Es decir, pasada la segunda fermentación (las barras habrán crecido doblando casi su volumen) abrir el horno, meter la bandeja y con movimientos rápidos verter un vaso de agua en la carmela que está en la base del horno muy calentita. Tiene que ser con movimientos rápidos porque se crea una nube de vapor que podría quemarnos. Cerrar lo más rápido posible la puerta del horno y en pocos minutos bajar la temperatura del mismo a, más o menos, 220ºC.
350 g de agua
12 g de levadura fresca
2 cucharaditas (de café) de sal
MODO DE HACER:
Se mezcla la harina y la sal con el agua en un bol hasta que no quede harina suelta, dejar reposar unos 20 minutos.
Añadir la levadura y amasar unos minutos. Dejar reposar.
Amasar hasta que la masa esté elástica y bonita.
En este punto boleamos la masa con la espátula y la ponemos en un bol con aceite en un lugar templado para la primera fermentación durante aproximadamente unas 3 horas.
Pasado este tiempo dividimos la masa en tres partes iguales (yo las he pesado y he hecho tres partes de aproximadamente 300 g), con cada una de las partes hacemos un pequeño cilindro de masa (preformado) y poniendo el eje más largo perpendicular al borde de la mesa de amasado le pasamos el rodillo por encima para crear un rectángulo que sea de alto más o menos como el ancho de la bandeja de horno.
Ahora ponemos el lado más largo del rectángulo paralelo al
borde de la mesa y empezamos a formar las baguettes. Vamos enrollando poco a poco la
masa de la parte más próxima a nosotros, hacia afuera, haciendo presión con el dedo
gordo en la unión de la masa que doblamos y la masa que hay en la mesa. Cuando nos
queda sólo un pedazo de masa sin doblar hacemos el movimiento contrario trayendo
hacia delante, es decir hacia nosotros, la masa más alejada haciendo presión en la
juntura para sellarlo.
Mientras hacemos el proceso de formación de las baguettes
encendemos el horno y lo calentamos a 250ºC y una cosa importante: yo meto dentro del
horno, en el piso del mismo, una "carmela" de hierro colado, de esas
gordas que pesan un montón. ¿Por qué
hago esto? pues porque uno de los secretos del horneado de las baguettes, para
que les quede ese brillito tan bonito que tiene la corteza, es hacerlas en un
horno de vapor y como yo no tengo horno de vapor pues lo que hago es crear
vapor durante el horneado. En vez de una carmela se puede meter una bandeja y llenarla de piedras y hacer el mismo proceso.
Es decir, pasada la segunda fermentación (las barras habrán crecido doblando casi su volumen) abrir el horno, meter la bandeja y con movimientos rápidos verter un vaso de agua en la carmela que está en la base del horno muy calentita. Tiene que ser con movimientos rápidos porque se crea una nube de vapor que podría quemarnos. Cerrar lo más rápido posible la puerta del horno y en pocos minutos bajar la temperatura del mismo a, más o menos, 220ºC.
Hornear durante (más o menos) 30 minutos (con las baguettes
de este tamaño), las saco, les doy la vuelta y compruebo sin quemarme si suenan a huecas por la parte de atrás de
las barras.
Bueno y hasta aquí llego con el reto de este mes y con el pan francés o baguettes.
A mi me pasa igual, al haber nacido en Pamplona he pasado muchas veces al otro lado :P El pan te ha quedado genial!
ResponderEliminarIosune de http://www.danzadefogones.com
wooooooooow... se ven de lujo!
ResponderEliminarbesos
Vaya miga rica y vaya baguettes deliciosas te han quedado. Saludos panarras.
ResponderEliminarPues no vivo cerca pero tengo que decir que todos los panes, da igual de donde sean me gustan y las baguettes las compro casi siempre, pero desde luego como he disfrutando tanto haciendolas os digo que desde hoy las haré siempre en casa.
ResponderEliminarNieves
Qué miga más rica se ve, y ese dorado super apetitoso...
ResponderEliminarTe han quedado muy buenas.
Besitos.
Una miga espectaculare,
ResponderEliminarhola
Te han quedado unas baguettes estupendas y con una miga superior. La verdad es que resulta un pan delicioso. A mi me encanta para bocadillos.
ResponderEliminarUn besito,
¡Están espectaculares!
ResponderEliminarVaya comienzo.
Desde luego qué eres la envidia del vecindario con ese olor a pan recién hecho saliendo de tu casa.
Besicos
Pero que bien que te han quedado!!! Besos
ResponderEliminarTe quedaron unas baguettes estupendas, con una buena miga!!! Besosss,
ResponderEliminarohhh, te han quedado genial, la forma, el color, la miga. Lo has clavado ;)
ResponderEliminarSalu2. Paula
Qué preciosidad de baguettes!! Y cómo brillan! De quitarse el sombrero! Bsts
ResponderEliminarYo te acerco un poco de jamón y nos preparamos unos bocadillos en un momento!
ResponderEliminarMe quedo por tu cocina, un beso!
mmmm! qué buenas! Yo también echo de menos las vienas, pero con panes como estos la pena se lleva muchísimo mejor. jiijjji!
ResponderEliminarTe quedaron preciosas, muy bien formadas. Y seguro que riquísimas, por supuesto.
Un saludo!
natalia
Qué pinta!!! La miga me parece espectacular
ResponderEliminarUn besazo